jueves, 1 de enero de 2015

Feliz 2015, pese a todo...


Les deseo feliz 2015, pese a todo. En México, los estudiantes y mártires desaparecidos de la Escuela normal rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, nos recuerdan lo mal que va nuestro país. Pero la nación es mucho más grande que sus problemas, o que sus pésimos políticos, éstos más dedicados al saqueo y el parasitismo antes que a bien gobernar. Ellos son un reflejo de lo costoso que resulta tanto la falta de educación como de la falta de cultura en valores. El capitalismo en nuestra nación ha cometido, en complicidad con autoridades corruptas, atrocidades que superan lo imaginable: esos jóvenes normalistas habrían sido exterminados como en Auschwitz o Buchenwald de la Alemania nazi, pero acá con la complacencia de los tres órdenes de gobierno (municipal, estatal y federal).

¿Y la justicia social? No la hubo para sus familiares, no la hay para cientos de miles de personas desde el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (del Partido Acción Nacional) y en lo que va de los dos años y fracción de Enrique Peña Nieto (del Partido Revolucionario Institucional), ambos resultado de abominables fraudes electorales. Por supuesto, dentro y fuera de México se exige su renuncia y la de su gabinete, a lo cual se niegan con demencial obstinación: el poder los embriaga con el sabor de las masacres sin fin.

Ahora bien, el año que recién se inaugura, 2015, es predominantemente electoral en México. Se anticipa el desencanto ciudadano y un gran abstencionismo, pero también los consabidos fraudes electorales de parte del PRI, sobre todo con la idea de consolidar las «reformas» regresivas de Peña Nieto y los partidos cómplices que las avalaron: en unos meses de lobby trasnacional y cambios constitucionales contra el espíritu mismo de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos se han destruido las grandes conquistas de la Revolución mexicana y abren la puerta para la expoliación social con el aval del gobierno federal. En ese marco, la resistencia social en el país y en todo el mundo por la causa de los jóvenes de Ayotzinapa asesinados y los desaparecidos, se anticipa aún más multitudinaria de lo que ya lo ha sido. ¿Advendrá la «primavera mexicana» en unas semanas? Veremos...



Por otro lado, este año comencé a aprender ajedrez. Desde hace poco más de tres meses me di a la tarea de trabajar con «Chess Titans», con muchos tropiezos y aprendizajes. Es una pena no haberlo intentado antes. Demoré y lamento haberlo aplazado tanto. En mis lecturas de Jorge Luis Borges, sobre todo sus poemas sobre este asunto, me hechizaba su devoción por este juego. Hoy en día no es pretexto no tener un tablero, basta con un ordenador para tener una espléndida puerta para jugar ajedrez.

He tenido razonables frustraciones con «Chess Titans», las cuales aún no acabo de entender, como eso de que se pueda «ahogar» el rey adversario y que dicho programa declare a capricho juego empatado, como se aprecia en la foto que muestro abajo. Sin embargo, ante una desproporcional balanza de juegos ganados y empatados respecto de los perdidos, algo he aprendido sobre el ajedrez y es, sin duda, un deporte ciencia digno de amarse. Me pregunto cuándo lo incluirán en la currícula escolar básica en nuestra nación...