lunes, 24 de mayo de 2010

Clichés peligrosos: «Sin crecimiento no hay desarrollo.»



Verdadera payasada que ya ocasiona estragos en la sociedad mexicana en los últimos cuarenta años, por lo menos, y el señor Felipe Calderón Hinojosa repite con religiosa convicción. Los políticos del PRI querían justificar su codicia y saqueos al país cada seis años y elaboraron este ingenioso mito: «sin crecimiento no hay desarrollo, pero primero va el crecimiento», el cual ya forma parte de las leyendas urbanas. Y acá todo mundo lo repite como perico; claro, sólo en países subdesarrollados, porque en los países de primer mundo crecimiento y desarrollo son equivalentes, van de la mano, o no es crecimiento ni desarrollo: es pillaje. Esto es del todo razonable: lo indica la realidad.

Veamos, el argumento ha sido éste: primero se debe generar riqueza, la cual una vez amasada podrá ser distribuida «generosamente» entre los diferentes estratos de la sociedad en el círculo benéfico del mercado, y tal como la lluvia se filtra a las capas subterráneas de la tierra, así la riqueza un día no muy distante permeará hasta los más pobres. Pero es una payasada cruel: porque entre los hombres más ricos del mundo (y que ambicionan también apoderarse de Pemex, IMSS, ISSSTE, CFE, Luz y Fuerza —ya extinta en papel—, las carreteras aún no privatizadas, SIAPA, etcétera) tienen por cimiento de su riqueza a México desde hace décadas, y en México igual existen las comunidades más pauperizadas del planeta. Así que ¿dónde está el beneficio de haber enriquecido a esos supermillonarios?

El mito del crecimiento es uno de esos rollos con que se disimula el saqueo, la corrupción y la anarquía legal, y se nos habla de macroeconomía como si al defenderla resguardaríamos la santa virginidad de la nación. Todo aquel que hinca el diente en los negocios carnosos del bien público termina por argüir que es justo, legal y necesario porque genera empleos, y los gobernantes cómplices les guiñen el ojo y nos aseguran que esa riqueza no es de balde, que provocará desarrollo, a saber en la neta: salarios de hambre, falta de oportunidades, privatización inducida de servicios públicos para venderlos en tres pesos, inseguridad galopante, en fin, todo ese bla-bla-blá que luego deriva en riquezas concentradas en manos de pocos individuos.

Dichosa estupidez la del crecimiento sostenido, ¡en medicina pasa algo que es exactamente igual a eso: el cáncer! ¡Los tumores malignos se comportan precisamente como el crecimiento económico de estos rolleros, hasta que matan al paciente!

Dejémonos de rollos. En adelante, si políticos y economistas hablan de crecimiento deberemos entender desarrollo, y si lo hacen de desarrollo será crecimiento, y su reflejo nítido será la calidad de vida en las mayorías: si a la gente no nos ajusta para todo, amigos míos, no hay crecimiento, porque no hay desarrollo, así de simple, y si la pasamos mal es que hay un cáncer que es imprescindible extirpar, como bien recomiendan los médicos, o nos morimos como pueblo. Así de simple.